Desde los 8 años empecé a ayudar a mi papá con su trabajo mientras hacía mis tareas del colegio, entonces él me enseño a utilizar la famosa “Máquina de escribir”. Me impresionaba su funcionamiento, la prolijidad del texto una vez terminado. Debo reconocer que más de una vez me equivoque escribiendo, hasta que con el paso del tiempo aprendí de todos y cada unos de mis errores. Más allá de usos escolares y laborales también la utilizaba para escribir canciones y cartas a mis amigas en mi tiempo libre.

LA MAQUINA DE ESCRIBIR

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